miércoles, 3 de septiembre de 2014

Desafortunadamente, aunque empecé fuerte, el trabajo y las obligaciones me hicieron desistir de este intento de contar mis experiencias fuera de casa con la dieta sin gluten.
Sin embargo, este año 2014 hemos viajado al sur de Francia, la Provenza y nuestra experiencia ha sido mucho menos gratificante que la italiana.
Aunque llevaba restaurantes anotados siguiendo las recomendaciones de la web viajarsingluten, ninguno de ello cumplió nuestras expectativas. Solo conocian el tema de pasada pero para nada comida especial. Mi hijo se ha dado un atracón de entrecot y ensaladas por no haber mucho donde elegir.
Esto me ha animado a retomar el asunto. Me he aficionado a twitter en un intento de contactar con gente con la misma problemática e intercambiar experiencias online. Me interesa más un restaurante recomendado en un twit de un celiaco que lo ha visitado personalmente que todas las web que hay en internet. Podemos juntos hacer un tejido de comunicación donde compartir experiencias que pueda servirnos a todos.
De todos modos, el blog es interesante y seguiré con él en la medida de lo posible. Voy a donar a la comunidad una presentación que hace un tiempo tuve la ocasión de dar, aunque especializada creo que puede aportar cuando menos esperanzas de tratamientos futuros. 

viernes, 6 de septiembre de 2013


AGOSTO DE 2013 VIAJE A ITALIA (ROMA Y LA TOSCANA)

Partimos de Málaga a Roma en vuelo directo con una maleta llena de comida y una libreta llena de direcciones de restaurantes sin gluten. Cuando mi marido planteó el viaje sentí miedo; el país de la pasta no parecía lo más adecuado. Luego al informarme de que los italianos estaban bastante concienciados, me tranquilicé (el año pasado fuimos a Múnich y fue un auténtico martirio) Así,  con “los deberes hechos” iniciamos nuestras vacaciones confiando también en la providencia….

Mi primera experiencia fue durante el desayuno en el aeropuerto de Málaga. A mi hijo le compré un brownie sin gluten de la tienda de Starbucks. Un minúsculo pastelillo apetitoso pero a un precio realmente alto (3.8 euros la unidad) que ponía una vez más en evidencia la necesidad de una legislacion que regule los precios de estos productos de salud
 
 
Y llegamos a Roma y nos instalamos en el hotel; allí, mi hijo Jesús tomó comida preparada que traía de casa. La primera salida sería para la cena a Trastévere. Me había informado de 3 restaurantes en esta zona:
 
  • MAMA EAT. Muy  cerca de la Piazza Di Santa Maria, en Via di San Casimato, 7
  • IL CAPRICCIO DI TRASTEVERE. En Via Roma Libera 19
  • IL TULIPANO NERO. En Via Roma Libera 15
Como había dos en la misma calle decimimos dirigirnos hacia allí, aunque de camino vimos el “Mama eat” también con muy buena pinta y quizás mejor situado que los otros. Optamos por “il capriccio” que ahora se llama de otro modo “il Sandro” pero mantiene una carta sin gluten.
Cenamos en una coqueta terraza con típicos mantelitos a cuadros rojos y tanto la pasta como la pizza resultaron estupendas. Muy recomendable. De “il tulipán nero” también fotografié la carta que tenían en la fachada; creo que también hubiera sido una buena opción.
 
 
 
 
Y el descubrimiento: FATAMORGANA GELATO

 
 
Una estupenda heladeria de helados gluten free, hechos a mano donde mi hijo pudo tomarse un rico helado de chocolate en “cucurucho” o “cono” como les dicen alli….
Os recomiendo que mireis la pagina web pues tienen más locales en otras direcciones de Italia (www.gelateriafatamorgana.it)
Fue un bonito broche para terminar el primer dia: pizza y helado de cucucrucho. Un sueño para un niño de 11 años. Algo tan simple pero tan difícil en tantas ocasiones….
 
 

jueves, 22 de agosto de 2013


INTRODUCCION

Hace casi dos años descubrí  que mi hijo de diez era intolerante al gluten y nuestra vida familiar sufrió un giro imprevisto. Aunque él era el más afectado, todos nos vimos involucrados incluyendo mi hijo mayor que no era intolerante pero que también se vio obligado a cambiar hábitos alimenticios para hacer más fácil  la vida en casa.

Nos pusimos manos a la obra y retiramos de la noche a la mañana: harinas, galletas, pan rallado, dulces, etc. Aún recuerdo con amargura esos momentos en los que al retirarlos sabía que mi hijo nunca más podría consumirlos, ni siquiera sus dulces favoritos.

Para combatir estos sentimientos de tristeza e impotencia me fui directa al supermercado y llené un carro de productos sin gluten con gran perjuicio para mi bolsillo, pues, y esto fue otro hallazgo, comprobé  los precios tan desorbitados de los mismos como si su consumo se tratara de un capricho o una opción (como lo de ser vegetariano) y no como un problema de salud relevante.

Afortunadamente para nosotros, mi hijo demostró una madurez que no me esperaba. Su entereza y responsabilidad para cambiar su alimentación radicalmente de un día para otro me resultaban increíbles para su edad y me ayudó enormemente en mi tarea.  Mi hijo no tenía síntomas importantes, de hecho su diagnóstico fue casual  como algún día contaré en este blog, por eso el diagnóstico se había retrasado hasta su edad; sin embargo rápidamente asumió que “el trigo” era un veneno para él que lo estaba matando a fuego lento sin darse cuenta y lo apartó sin contemplaciones de su vida cotidiana.

Con la despensa llena de comida sin gluten (agradecí enormemente la existencia de cadenas de supermercados como Mercadona que tanto alivian la tarea de la compra al identificar fácilmente los productos sin gluten) y la adquisición de un robot de cocina para hacer masas y otras recetas, nuestra vida parecía volver a coger el rumbo.

Pero seguía habiendo dificultades: comedores escolares, restaurantes, viajes al extranjero, cumpleaños de amigos… Cosas que ya no podía controlar tan cómodamente; y es en todo ésto donde Internet jugó un papel clave; con sus foros y blogs suponía para mí un pozo de conocimiento del que bebía y sigo bebiendo con asiduidad. Especialmente en los viajes me ha resultado fundamental la información obtenida a través de la red.

Acabamos de regresar de nuestras vacaciones en Italia contentos y satisfechos y he pensado que ha llegado el momento de expresar mi gratitud en forma de blog con el que espero poder ayudar a otros como antes a mí me ocurrió y poder allanar el camino de  tantas personas que no toleran esa pequeña proteína “el gluten” que parece estar en todo y que tanto marca nuestras vidas. Pues sí, es posible vivir sin gluten y hacerlo bien disfrutando como el que más  y compartiendo entre todos nuestras experiencias estoy segura de que lo conseguiremos.

Un saludo desde Málaga.